Desarrollo sostenible

Ciruelo japonés

Ciruelo japonés (Prunus cerasifera var. Pissardii (Carrière) Koehne)

Te encuentras ante una planta exótica, una variedad de ciruelo de frutos similares a la cereza, comestibles pero muy ácidos. Debe su origen a Pissard, un jardinero francés del siglo XIX que
trabajó en los jardines del Sha de Persia.

Encontró allí en un pruno de hojas verdes, una rama de color púrpura que llamó su atención, e injertándola consiguió perpetuar lo que en principio fue una mutación. Hacia 1880 envió una muestra a un colega en Francia, desde donde el cultivo se extendió al resto de Europa y a otros continentes.

El llamativo color de sus hojas que contrasta con el verde de la mayoría de las plantas radica en que las antocianinas, los pigmentos que otorgan ese color rojo-granate, enmascaran el color verde de la clorofila con la que realizan la fotosíntesis. Necesita plena exposición para mantenerlo ya que la falta de luz puede provocar que sus hojas se tornen verdosas.

Puedes verlo florecer en febrero, y si el invierno ha sido frío, mostrará una floración más abundante que si no lo ha sido. En Japón es otro de los símbolos que marca el comienzo de la primavera y objeto de Hanami o contemplación del florecimiento de árboles como éste llamado ume. El más conocido es el del cerezo o sakura que florece más tarde, hacia abril.