Desarrollo sostenible

Cerezo japonés

Cerezo japonés (Prunus serrulata «Kanzan»)

Tanto si has paseado por el bidegorri entre Urretxu y Zumarraga o por la plaza Euskal Herria de Legazpi entre marzo y abril, las flores que cuelgan en racimos como pompones de las ramas de estos árboles, no te habrán dejado indiferente.

Si te fijas en su tronco cerca de la ramificación seguramente podrás observar una vieja cicatriz, lo que nos indica que se trata de una especie injertada. Generalmente suele hacerse sobre el cerezo común Prunus avium pero a diferencia de éste, el japonés no produce frutos.

El nombre Kanzan parece evocar en la poesía clásica japonesa la imagen de una aldea en un valle rodeado de montañas. En chino significa “montaña fría” y precisamente este árbol resiste muy bien las heladas en invierno y las temperaturas suaves en verano, no soporta el clima tropical. ¿El cambio climático nos privará de poder cultivarlo en nuestras latitudes?

Además del conocido Hanami o festival para contemplar el florecimiento de los árboles en Japón, en Washington D.C. se celebra todos los años un festival nacional de cerezos en flor. Se conmemora el regalo ¡de nada menos que 3.000 ejemplares! que el alcalde de Tokio donó a la ciudad en 1912. Una nube rosa invade durante unas semanas las zonas donde se plantaron.